Y ahora entiendo al tiempo. Entiendo esos momentos que pasaban con un chasquido de dedos, y esos momentos que se me hacían eternos. Entiendo que hay que saber esperar, porque todo llega, y que hay que saber aprovechar cada segundo, porque esos segundos no los volverás a vivir en mucho tiempo... Ahora entiendo el por qué de las cosas. Y no tiene nada que ver con la mala suerte y la buena suerte, sino porque todo, absolutamente todo, ocurre por una razón.
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